viernes, 4 de julio de 2014

CAPÍTULO 16

-¿Sí?
-¿Me puedes venir a recoger?
-¿Qué ha pasado?
-Nada...
-¿Estás bien?-Dijo preocupado.
-No, por favor, ven a recogerme. Yo… Lo siento…
-Pero…-Le colgué.
La gente seguía entrando al parque con su entusiasmo, con su felicidad. Seguramente se preguntaban quién sería aquella chica pálida, con los ojos rojos y el pelo alborotado que salía tan amargada. Los aparcamientos estaban llenos y seguía llegando gente. Me había cambiado y había guardado la camiseta de Justin en la mochila. Estaba pensando en qué decirle cuando llegó con su coche.
-Hey, pequeña. Sube.-Le hice caso y entré con una sonrisa forzada. Él aparcó en un lado y se giró hacia mí. -¿Qué ha pasado?- me preguntó serio.
-Nada… me aburría y…-No sabía que decirle. ¿Mi mejor amigo me ha dejado tirada por lo que me he sentido como la mierda y me he hecho vomitar? No.
-Alex. Antes te he llamado y me has colgado de repente. Ni siquiera escuchabas lo que te decía. Una hora después me llamas y me pides que te recoja. Así sin más y me cuelgas otra vez. ¿Dónde está tu amigo?
-Lo siento mucho, Lucas. No ha sido un buen día y…
-¿Qué ha pasado?
-No sé. Todas esas familias me han hecho recordar y, lo siento de veras. Yo intento ser normal, sabes. Intento pasar página y ser feliz.
-Lo sé, cariño.
-Lo siento.
-No lo sientas. ¿Dónde está…?
-Le perdí de vista entre tanta gente.-me miró a los ojos.
-¿Has llorado?
-Nono. Es que antes se me ha metido agua en los ojos y los llevo teniendo así toda la mañana.
-Te voy a ser sincero. Esto no me gusta, Alex. Sé que me estás mintiendo. No mientes bien. No sé qué ha pasado ni por qué no estás con tu amigo y me preocupas.
-Yo…
-Si quieres contármelo te ayudaré.
-Justin se fue con…
-¿Con unas chicas?

-Sí…-dije extrañada.
-Eso me lo imaginaba. Pero ¿no es por eso por lo que estás mal, no?
-Lo de que todo me recuerda a lo que pasó es verdad.
-¿Lloraste por eso?
-Sí. Me sentí sola.
-Ven aquí.- me cogió la cara entre las manos suavemente y me besó.
-Te quiero, Alex. No estás sola.
-Ya…
-Que le den al subnormal ese, ¿sí?
-Sí…
-Anda, vámonos. – me dio otro beso y se incorporó mirando hacia delante. Esperó a que me pusiera el cinturón y nos fuimos.
Ya estaba anocheciendo y, ya calmada, miraba a Lucas conducir concentrado. La música sonaba, country.fm.
-Y esto ha sido "Somebody´s Heartbreak" de Hunter Hayes. -Decía con entusiasmo el presentador de la radio.- Bonita para ir cerrando ya la tarde, ¿Verdad? Genial, ¡ahora pasaremos con uno de los temas que han salido de la nada con un gran estruendo! "Lonely eyes" de Chris Young quien está triunfando con varios de sus canciones en nuestro Country30Hits.
Lucas salió de la autopista por una carretera solitaria y sin iluminación alguna.
-¿A dónde vamos? ¿No íbamos a casa?
Me miró con una sonrisa.
-He cambiado de idea.
-Ah... pero... ¿a dónde...?
-Ahora verás.
-Esta carretera no lleva a ningún lugar... Lucas...
Me volvió a mirar durante un momento para volver a centrarse en la carretera sin decir ninguna palabra.
De repente empezó a aminorar la velocidad y salió de la carretera con solo los focos de corta distancia del coche.
-¡¿Qué haces?!-Me giré confusa hacia él pidiéndole una explicación. Él solo volvió a sonreír y siguió conduciendo a poca velocidad a través del campo que nos rodeaba.
Pasaron 5 min cuando por fin se detuvo.
-Vamos.-Dijo mientras paraba el motor y salía del coche. Yo me quedé mirándole extrañada y con un poco de miedo. Lucas abrió el maletero y cogió una manta y fue a abrirme la puerta.-Vamos, ven. Tranquila.
-Lucas, pero... ¿Qué?
-Confía en mí.- Me tendió la mano.
Y confié en él. Me llevó de la mano caminando durante 5 minutos en silencio. La luz de la luna iluminaba las sombras de los árboles, de los troncos viejos y carcomidos.
-Ya estamos. -anunció. Soltó mi mano y extendió la manta en la hierba mullida.-Túmbate.
-¿Qué?-Le miré pero no dijo nada más así que le hice caso y él se tumbó a mi lado.- ¿Qué hacemos aquí, Lucas?
-Shh...- me miró.- Alex...
-¿Qué?- Le devolví la mirada.
-Cierra los ojos.
-Eh...
-Viniste aquí conmigo, saliste del coche y te dejaste llevar a un sitio alejado del mundo. Confías en mí o estás loca. Cierra los ojos, es de lo último que te pediré, lo prometo.
-...yo... vale.- dije no muy segura. Y los cerré.
-Muy bien, pequeña. Ahora no existe nada, ¿vale? No existo yo, no existe este lugar ni la ciudad. No existen estos últimos meses. Olvida todo eso.
Le hice caso y lo olvidé todo.
-Respira.
Respiré aquel olor a campo, a hierba mojada por el rocío, a hoja de pino, a tomillo, a tierra. Me hice adicta a ese olor que tanto ansiaba y había echado de menos. Respiré el aire de aquel pueblecito francés que había dejado atrás.
Escuché el viento que pasaba encima mío, el mover de las hojas, de las plantas, un río no muy lejos. El bosque, la naturaleza y mi respiración. Escuché esos sonidos que creía que había olvidado pero no. Ahí estaban, heridos en el fondo de mis recuerdos. Escuché cada uno de los sonidos que habían llenado mi anterior vida.
Y lloré, lloré como la niña que había sido una vez. Lloré por volver a oírlo, a olerlo, a sentirlo, a sentirlos a mi lado. Allí estaban. Sonriendo, riendo y yo con ellos. Allí estaban y nunca se habían ido. Seguían estando en mí. En mi corazón. Seguían viviendo en él y seguirían viviendo allí. Aquí.
Lloraba porque había creído que les había perdido y no. Siempre habían estado aquí. Y sonreía como nunca en meses. Seguía aquí aquel amor de ella acariciándome el pelo cuando estaba medio dormida, estaba aquí el amor de él cogiéndome de la mano y subiéndome a sus hombros cuando aún podía conmigo.

Abrí los ojos y un gran espectáculo estaba ante mí. Toda la Vía Láctea en aquel bonito escenario. Mil millones y una estrellas en el firmamento, preciosas, inalcanzables, brillantes. Podían verse los millones de kilómetros que nos separaban y todo me pareció tan pequeño… Todos los problemas ahora, con las dos personas más importantes de mi vida y debajo de aquellas pequeñas gigantes, parecían tan insignificantes...