Cuando me desperté vi a mi doctor hablando con una enfermera.
-Hola Alejandra, tus tíos te están esperando en la sala de
espera .-Hice ademán de incorporarme pero el doctor me paró- Primero tendrás que
desayunar.
-No tengo hambre- dije refunfuñando.
Después de desayunar a malas y de que me echarán el último vistazo, me
pude ir. Cuando llegamos a casa me eché una siesta y recordé el extraño sueño,
intrigada, donde aparecían mis padres.
Mañana tendría que ir al instituto, por segunda vez. Miré mi
móvil que había sido abandonado durante la estancia en el hospital. Un mensaje
de Lucas:
A las 7 en la plaza.
Era dentro de una hora. Me levanté de un salto y corriendo me duché
y preparé en 30 minutos.
Tenía media hora para ir a la plaza del rascacielos en el centro
de la ciudad.
Salí corriendo hacia mi destino sin avisarles a mis tíos que me
iba.
Llegué 5 minutos antes pero, para entonces, él ya estaba sentado al
lado de la fuente.
-Hola, tienes mejor pinta que ayer.-dijo divertido.
-Tenemos que hablar.-le dije seria. Él se puso rígido y cambió su
dulce sonrisa por una cara seria.
-Es verdad, lo siento.
Di un último suspiro y recordé la conversación que habíamos
tenido en el hospital.
-Oye, no sé si quiero enfadarme contigo –le confesé.
-¿Por qué te ibas a enfadar conmigo?
-¿Perdona? ¿Acaso no me tendría que enfadar? No sé yo, pero te has
comportado como un autentico…
-Imbécil. – terminó la frase.
-Idiota.
-Lo sé y no sabes cuánto lo siento. ¿Tú sabes el susto que me
diste cuando te caíste?
-No fuiste el único. No me cambies de tema, anda.
-No sé qué decirte.
-Con un lo siento no me basta.
-Es lógico.
-Déjate de darme la razón, porque no sé si realmente es lo que
piensas.
-Lo es. Ya te dije, creo que me gustas. Y no te mentiría.
-Mientes. Me dijiste que no soy nada.
-Creía que con lo de que fui un idiota ha quedado claro que me
arrepiento de lo que dije. Porque en ese momento, vale, mentí.
-Pues ya está. Te contradices.
-¡Estoy muy confuso!
-Pues lo siento, yo no tengo la culpa. No eres el único que no
sabe lo que quiere o siente.
-¿Y qué hacemos?
-No sé todavía no te he perdonado…
-¿Qué puedo hacer para que me perdones?
-Ah pues no sé. El tiempo lo hará todo.
-¿Y de momento?
-¿tú qué quieres?
-Besarte…
-Eres aún mas idiota por decir esa tontería.
-No es una tontería.
-Sí, porque si quisieses ya lo habrías he…-Se me abalanzó, sin
dejarme terminar, sin dejarme respirar, sin dejarme pensar.
-Eh….Eh…- dije confusa cuando se separó de mi.
Se rió.
-Creo que ya estoy convencido.
-¿De qué?
-Me gustas... y mucho- esas palabras… esas palabras me llegaron a
los oídos, a mi cabeza, a todos los nervios de mi cuerpo produciéndome un
escalofrío. No se si porque estaban bien o por si estaban mal.
-No digas eso, por favor.
-¿Por? Ahora sí que no miento.
-Porque todo es falso. Muchos
chicos me lo dijeron, falsas palabras que creéis que por eso nos quedamos
perdiditas. No me conoces lo suficiente para saberlo con certeza.
-Es verdad, casi no te conozco. Pero, por lo poco que se de ti,
se que eres una chica fuerte y valiente, que pasa de lo que la digan. Hay pocas
chicas como tú, Alex. Te propongo un trato – le miré a los ojos.- conozcámonos.
-¿Qué?
-Te demostraré que no todos somos unos falsos. Primero te conoceré para hacerte saber que sé que algún día irá a mas. Y no solo nuestra relaccion de amigos o lo que sea. Sino mis sentimientos también.
-Estás loco.- le dije sonriéndole.
-¿Hacemos ese trato?
-Vas a perder el tiempo.
-Yo que tú no estaría tan segura. Me gustas mucho, Alex. Mucho. Por
favor ¿Me dejarás conocerte?
-Eh…. Eh….
-Anda, por favor…
-Vale, sí. Pero espero que no cambies de opinión sobre mi cuando
me conozcas del todo porque besos como esos los hay pocos…
-¿Me estas pidiendo otro?- Dijo con ternura y mirándome a los labios. Reí.
-No…- Susurré.
-¿No? Pues yo sí. –Se acercó lentamente y posó sus labios sobre
los míos. Mi cabeza dio vueltas y se concentró en ese beso, en esa sensación
tan… tan nueva, diferente, loca.
Entonces me di cuenta de que yo también quería conocerle, quería
saber todo de él. Pero también estaba ahí el miedo de que me gustara demasiado.