lunes, 29 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 19

Entró de golpe, sin permiso. No le habría dejado entrar.

-¿Dónde estabas?

-¿Cómo que dónde estaba?- Le respondí indignada.

-¡Te estuve buscando toda la tarde!

-Me cuesta creerlo.-Dije bordemente.

-¿Por qué no respondiste al móvil?

-Lo tenía apagado.-Le dije cruzada de brazos.

Él se sentó en el sofá, sin permiso otra vez.

-¿Todo el rato? ¿Qué hiciste? ¿Dónde estabas?

-Me fui.

-¿Por?-Me miró a los ojos. No entendía nada. Justin me había dejado tirada y ¿ahora era él quién me pedía explicaciones?

-Me dejaste ahí. ¡No me esperaste! Te fuiste.-Le incriminé.

-¿Qué? ¿A dónde?

-Cuando salí del baño ya no estabas. Ni tú ni tus amigas.

-¡Pero si fue al revés!-Dijo atónito.-¡Cuando salí YO del baño ya no estabais!

-¿Qué...? ¿Fuiste... fuiste al baño...?-Se me empezaron a poner las mejillas rojas. ¡Ahora encajaba todo! Justin no se había ido con las chicas. Habría entrado al baño, por eso cuando salí, él ya no estaba.

Me sentía tonta. Muy tonta. Había echo tonterías por algo que no había pasado. Me había ido yo y le había dejado allí.

-Joer te estuve llamando al móvil durante una hora y como no me contestabas pensé que te había pasado algo. Le estuve preguntando a la gente. ¡Incluso fui a preguntar a los guardias del parque!

-¿Enserio?

Estaba atónita y avergonzada, muy avergonzada.

-¡Claro! No estabas, no te habías ido con las chicas, busqué por los alrededores y no te encontraba... Estaba preocupado.

-¿Cómo sabías que no estaba con las chicas?

-Porque no te gustaban- Dijo seriamente.

-¿Eing? -Me empecé a poner más nerviosa aún. ¿Cómo lo sabía?

-Los celos...- soltó de repente.

-¿Perdona?- ¿Había escuchado lo que había escuchado?

-Venga Alex, se te notaban desde que viste que venían.

-Mmmm no.... ¿Yo?

-Tú.- me dijo mirándome.

Solté una risa nerviosa.

-¡Yo no soy celosa!

-Pues tenías celos de esas chicas.

-¡Pero si ni me dan un motivo!- dije intentado parecer como si fuera verdad. Pero no, era una mala mentirosa.

-¿Ah, no? - Se levantó. Me miraba a los ojos. ¿Qué podía decirle? En realidad no tendría que haber ningún motivo. No debería haberme puesto celosa.

-No...- dije, aunque el calor que sentía en ese momento me delataba a mi misma que sí. Que había un motivo.

Justin dio un paso hacia mi. Aún mirándome a los ojos, esos ojos... Había algo en ellos. Dio otro paso. Estaba cerca, demasiado cerca. Mi mente no podía pensar en otra cosa. Esos ojos... curiosos, con cariño. ¿Cariño? ¿A... amor?

Y de repente, el suelo. Caí.

viernes, 28 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 18

-¿Alex? ¿Me estás escuchando? 

-Alex. Haz el favor de quitarte los cascos y escuchar a tu madre.

Mumford and Sons a todas horas. Era mi lema, mi resuelve-problemas mi salva-llantos. “Timshel” Qué bonita canción. Desde el principio hasta el final. Cuando terminó abrí los ojos y no pude evitar soltar una carcajada al ver a mi madre moviendo los brazos, intentando hacerse oír. Les di el favor. 

-Dime.

-Siempre con la música a tope. ¡Te vas a quedar sorda! 

-Ay mamá qué exagerada eres. –Me miró con la cara que ponía siempre a este tipo de comentarios.

-Escucha, nos quedan 15 minutos. No olvides que tenemos que pasar a hacer unos recados así que dile a tu amiga que tardarás un poco más de tiempo.

-¿No podéis hacer vosotros los recados? Solo había que comprar fruta y yo…

-Alex, somos una familia y como tal ayudamos todos, ¿entendido?- Se metió mi padre en la conversación.

-Que pesados sois, por Dios. Siempre igual…

El coche acercándose por delante, el giro para salvar la vida, los gritos, el choque contra el cristal de adelante, el coche destrozado…


Un beso en la frente.

- Bonjour mon amour- Me susurró alguien al oído. ¿Alguien? No. Él.

-¿Mon amour? –dije todavía con los ojos cerrados. Los abrí y le descubrí mirándome. –Tienes que practicar ese acento. –Sonrió.

-¿Has pasado frío? Estuviste temblando mientras dormías y no pude evitar ponerte mi chaqueta por encima.

-Qué galán.- Dije divertida.

-Romántico, ¿verdad? Lo sé.

-Presumir de tus propios hechos te tacha de vanidoso.

-Vaya, de repente tenemos aquí a una listilla. –Rió.

-Gracias.

-¿Por?

-La chaqueta.

-Ah sí. ¿Dormiste bien?

-Como nunca. Gracias por todo. – Me fui acercando poco a poco a él.

-¿Sabes que hablas en sueños?- Me dijo con su media sonrisa.

-Estás de broma, ¿no?

-Mmm ¿No lo sabías?

-No suelo dormir con nadie así que…

-Ya bueno pero tus padres… supongo que lo sabrían.

-Nunca me han dicho nada. Puede que sea algo nuevo, no es lo único nuevo en mi vida.

-No sabía si despertarte.

-¿Qué dije?

-No lo entendía, sonaba a francés, parecías enfadada.-Me rodeó con su brazo por la espalda y se fue acercando poco a poco a mí. Fue un beso lento, con ternura. De esos que aunque se hagan con delicadeza, te quitan el aliento.

-Gracias por todo…-insistí.

-Oye, sé que no debería hablar ahora de ello pero… deberíamos irnos.

-Eh… ¿Qué hora es? ¿Dónde está mi móvil? Oh dios mío todos deben de estar preocupadísimos, no les dije nada.- Me levanté de un salto y busqué por el suelo. Lucas me miraba ahí tumbado.- ¿hola?

-Perdona, es que eres preciosa.

-Agh ahora no estoy para estas cosas, Lucas. –Dije mientras miraba debajo de donde había estado.

¿Qué hora es?

-Las…-miró su móvil- ¿8? ¿9? No tengo batería.

-Estupendo. ¿Y el mío? ¿Lo has visto?

Se levantó con un suspiro y sacudió la manta.

-Ni idea. Estará en el coche, no te preocupes.

-Eso espero. Anda, vamos.- Dije mientras iba yendo.

El camino, esta vez se me hizo más corto. A la luz del día y a lo largo del viaje hasta el coche me daba cuenta de lo bonito que era en realidad el paisaje de mi alrededor. Parecía un lugar inexplorado, no pisado por el hombre. La vida había despertado hacía poco, la mañana acababa de empezar.

En efecto, mi móvil se debía de haber caído de mi bolsillo el día anterior y ahora estaba en el asiento del acompañante. En cuanto entré y lo cogí maldecí lo que me temía. No tenía batería.

-Toma- Dijo Lucas mientras buscaba algo en la guantera. Cuando lo encontró, conectó el cargador al enchufe-encendedor del coche y me lo dio.

Tardó unos minutos hasta que el móvil dio señales de vida, los suficientes como para que nos pusiéramos de camino a casa.

¡25 llamas perdidas! La mayoría eran de mi familia y el resto de mi “fiel amigo” Justin.

-¿Debería llamarles?

-¿A tus tíos? – Dijo mientras nos incorporábamos a la carretera. –Claro, aunque, ¿qué le vas a decir?

Tenía razón. ¿Qué les iba a decir? ¿Que había estado con mi profesor?

-Mejor no, ya les diré algo cuando les vea.

-Como veas.

En menudo lío me había metido. ¿Y esas perdidas de Justin? No sabía si quería hablar con él. No tenía ganas. Ya lo haría al llegar a casa.

Cuando llegamos, paró el coche justo en frente y me miró.

-¿Preparada, señorita?

-No.

-No te preocupes, dile que te has quedado a dormir con tu amigo en su casa o en casa de una amiga.

-¿De quién?

-No sé, tú tranquilízate.

-Ya… allá voy. Deséame suerte.

-Mucha suerte, señorita. – Digo tras darme un beso en la mejilla.

Entré intentando no hacer ruido con la puerta. No parecía haber nadie a la vista así que fui subiendo poco a poco las escaleras cuando de repente una puerta se abrió.

-¡Por fin llegas! - Para mi sorpresa era Amber.-¿Estás loca? Menos mal que estoy yo aquí para cubrirte. Mis padres te habrían matado.

-¿Eing?

-Mis padres aún no han llegado desde ayer, tuvieron que irse de la ciudad. ¿No te lo dijeron?

-No lo entiendo. Tengo muchas llamadas suyas.-Dije sin entender aún.

-Yo también pero tenía el móvil apagado.

-Me tienes que explicar esto.

-Tú también me tienes que contar muchas cosas.

Le conté solo lo de Lucas. No quería decirle nada de lo que había pasado en el parque de atracciones.
Sabía que Justin y ella no se llevaban muy bien y no quería empeorarlo.

-¡Estás loca! ¡Qué romántico!

-¿Romántico? ¿Enserio? A mí no me lo parece. Fue… bonito. Solo. No nos pongamos ahora a bomitar con b. Ahora dime eso de tus padres.

-Ah nada, les dije que estabas aquí conmigo.

- Y me llamaron porque…

-Ay, no pillas nada, ¿Eh? Como no les cogí el teléfono pues supongo que te llamaron a ti. Pero no te preocupes, se lo tragaron. De nada. Aunque ya podrías haber avisado.

-Pero… ¿Cómo sabías que iba a volver? Me refiero, ¿no estabas preocupada de que no volviera anoche?

-Ah… no. Es que…- Me miró dubitativa- Sabía que estabas con Lucas.

-¿Y eso?

-Me lo dijo Patrice.

-¿Patrice? ¿Tu amiga? ¿Su ex?

-Ajam...

-¿Y eso?- Repetí.

-No se, estuvieron juntos. Me refiero, habían quedado antes.

Cada vez más preguntas pero de repente se me quitaron las ganas de saber nada.

-Bueno... me voy a mi cuarto si no te importa.

-¿Qué pasa?

-Nada, solo estoy cansada.-Mentí.

-Bueno yo me voy con mi novio. Volveré para comer o si eso para cenar.

Entré en mi habitación y me senté en la cama pensativa. ¿Y ahora qué? ¿Por qué no me había dicho que había estado con ella antes? O sea, a ver, no le había preguntado y... realmente puede hacer lo que quiera, ¿O no...? ¿Estamos saliendo?

Sonido de mensaje. Luz verde en el móvil.

¿Y ahora qué?

"¿Cómo fue todo?" Era Lucas. Pasaba de responder aunque necesitaba respuestas. ¿Quería saberlas? No. ¿Necesitaba saberlas? Ni idea. Por lo pronto me cogí el e-book y me dispuse a seguir leyendo aquella novela romántica. Necesitaba evadirme.

Una hora después sonó el timbre de la puerta. Mis tíos se debían haber dejado las llaves, así que, para mi desgracia, tuve que dejar de leer para ir. Llamaron otra vez. Menudos pesados.

-¡Ya voy!-Grité mientras bajaba las escaleras de madera.

Les abrí la puerta. ¿Les? no. No eran mis tíos...

domingo, 12 de octubre de 2014

2000 Visitas!!

Queridos lectores,

¡ACABAMOS DE LLEGAR A LAS 2.000 VISITAS! ¡HURRA!

Muchísisisimas gracias. Gracias a ti estoy sonriendo ahora mismo, gracias a ti mi sueño está un pasito más cerca. Esto, todo esto es gracias a vosotros. Gracias a ti, si tú. El/La que está leyendo esto ahora mismo. Es todo gracias a ti.

Da igual que hayas leído solo un capítulo, dos, tres o que vayas al día. TODO me ayuda a seguir escribiendo, que es lo que me gusta. También quiero agradecer a las personas que están apoyándome, que me piden más capítulos, que me dicen sus opiniones buenas o malas, no importa. Y sobre todo muchas gracias a esas personas que lo han compartido con sus amigos o familia. Poco a poco somos más.

Sé perfectamente que podría mejorar muchísimo escribiendo y en eso estoy. En eso consiste este Blog y esta historia. Nadie nace sabiendo desafortunadamente. Por eso prometo ir mejorando poco a poco a nivel gramatical, léxico. Narrando mejor, describiendo enriquecidamente.

Esto solo acaba de empezar. Esto solo es el principio. Tengo mil y una ideas en mi cabeza de cómo seguir, de cómo seguir avanzando. Sé que no suelo subir capítulos muy a menudo, voy escribiendo sobre la marcha y siempre tengo más escrito que publicado. Quiero llevar ventaja por si en algún momento quiero rectificar algo. Así no lo tengo publicado. Además siempre escribo cuando tengo inspiración para ello. Mejor que salga más tarde pero que esté mejor escrito que que salga antes y mal, no?

Con todo esto, quería comentar que estas 2.002 visitas (ahora mismo) son desde muchos países de nuestro planeta como:

España, EEUU, Rusia, Italia, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Puerto Rico, Letonia, México, Alemania, Tailandia, Vietnam...

Como veis son muy variados y me encanta que gente de tantos sitios y culturas diferentes lean y disfruten esta historia. 

Aquí me despido, no sin antes agradeceros otra vez todo esto que para mi significa tanto. GRACIAS. 

Además querría, si no es mucho pedir, saber lo que pensáis sobre esto, la historia o si tenéis alguna pregunta sobre ello o sobre mi. Para ello os dejo 4 medios para hacerlo:

-Un comentario en este Blog.

-Un mensaje por mi Twitter: @NewOpportunityB. Por mensaje privado (os sigo si me seguís) o con un tweet normal.

-Un mensaje a mi correo electrónico: laescritorablogger@gmail.com



Todo lo responderé en cuanto pueda.


Muchas gracias por esas 2.002 visitas,

La Escritora de New Opportunity




sábado, 11 de octubre de 2014

CAPÍTULO 17

Él suspiró y fue en ese momento cuando volví a la realidad. Giré la cabeza para verle. Estaba mirando el cielo cuando se dio cuenta de que le estaba mirando y me devolvió la mirada.

-Gracias.-Le dije de todo corazón.- Gracias por esto.

-Hoy fue un día duro para ti.

-Gracias-le volví a decir.

Él se acercó a mí y me apoyé en su hombro, los dos mirando las estrellas.

-Alex...

-Dime.

-Mi padre también se fue, hace mucho tiempo.

-... ¿Enserio? lo... lo siento...

-Yo era pequeño y no entendía muy bien las cosas del mundo aún, y creo que todavía no las entiendo, sabes.

-Si...

-Esa pregunta que ronda tu mente de por qué él y por qué en ese momento...

-...

-Estuve años torturándome con miles de preguntas. Estaba muy unido a él y no entendía...-suspiró- no entendía por qué no había aprovechado aquellos momentos con él. Me había obligado a pensar en la muerte cuando solo era solo un niño y desde entonces no he vuelto a ser el mismo.

-Te entiendo...

-Tenía Cáncer y todo sucedió más rápido de lo que todo el mundo se esperaba. Días antes de que muriera me dijo que no me preocupara, que para Navidad estaríamos todos en casa como si nada hubiera ocurrido. Desde el día en que se fue no salí de mi habitación ni una sola vez. Solo esperaba que fuera Navidad para volver a estar todos juntos de nuevo... Tuve un tipo de trastorno, me llevaron psicólogos, psiquiatras, médicos pero nada funcionaba, seguía esperando, seguía con la esperanza de que el día de Navidad él estuviera en la mesa sentado como todos los años anteriores. Pero Navidad llegó y claramente él no estuvo. Me enfadé muchísimo. Con él, con aquella promesa estúpida, conmigo por habérmela creído. Me escapé de casa. Solo corrí y corrí y llegué aquí. Me tumbé y me acordé de las noches en el jardín cuando me enseñaba las constelaciones con su telescopio. –Hizo una pausa. -Ese día de Navidad las cosas cambiaron, él volvió a estar aquí y desde entonces está aquí y donde yo esté. En mis recuerdos, en mi amor por él. Este se convirtió en mi lugar para refugiarme, hablarle y desahogarme. Ese día empecé a mirar al frente y a superarlo. Le sigo echando de menos todos los días de mi vida pero... sigue viviendo en mí.

-Gracias. De verdad. Gracias por contarme esto, por traerme aquí.

-Quería hacerlo. Te quiero, Alex.

-Yo también a ti.

Nos quedamos callados pero para nada estábamos en silencio. Nos envolvía los sonidos de aquel lugar tan peculiar y familiar, nos envolvía aquel amor que se sentía en el aire por aquellas personas tan queridas y añoradas; y aquella unión que cada vez se hacía más fuerte entre Lucas y yo.

Nos quedamos así quietos pensando, recordando el uno al lado del otro. Había perdido la noción del tiempo. No sabía qué hora era ni me importaba. Solo existíamos nosotros, todos nosotros y así, feliz, me dormí.

viernes, 4 de julio de 2014

CAPÍTULO 16

-¿Sí?
-¿Me puedes venir a recoger?
-¿Qué ha pasado?
-Nada...
-¿Estás bien?-Dijo preocupado.
-No, por favor, ven a recogerme. Yo… Lo siento…
-Pero…-Le colgué.
La gente seguía entrando al parque con su entusiasmo, con su felicidad. Seguramente se preguntaban quién sería aquella chica pálida, con los ojos rojos y el pelo alborotado que salía tan amargada. Los aparcamientos estaban llenos y seguía llegando gente. Me había cambiado y había guardado la camiseta de Justin en la mochila. Estaba pensando en qué decirle cuando llegó con su coche.
-Hey, pequeña. Sube.-Le hice caso y entré con una sonrisa forzada. Él aparcó en un lado y se giró hacia mí. -¿Qué ha pasado?- me preguntó serio.
-Nada… me aburría y…-No sabía que decirle. ¿Mi mejor amigo me ha dejado tirada por lo que me he sentido como la mierda y me he hecho vomitar? No.
-Alex. Antes te he llamado y me has colgado de repente. Ni siquiera escuchabas lo que te decía. Una hora después me llamas y me pides que te recoja. Así sin más y me cuelgas otra vez. ¿Dónde está tu amigo?
-Lo siento mucho, Lucas. No ha sido un buen día y…
-¿Qué ha pasado?
-No sé. Todas esas familias me han hecho recordar y, lo siento de veras. Yo intento ser normal, sabes. Intento pasar página y ser feliz.
-Lo sé, cariño.
-Lo siento.
-No lo sientas. ¿Dónde está…?
-Le perdí de vista entre tanta gente.-me miró a los ojos.
-¿Has llorado?
-Nono. Es que antes se me ha metido agua en los ojos y los llevo teniendo así toda la mañana.
-Te voy a ser sincero. Esto no me gusta, Alex. Sé que me estás mintiendo. No mientes bien. No sé qué ha pasado ni por qué no estás con tu amigo y me preocupas.
-Yo…
-Si quieres contármelo te ayudaré.
-Justin se fue con…
-¿Con unas chicas?

-Sí…-dije extrañada.
-Eso me lo imaginaba. Pero ¿no es por eso por lo que estás mal, no?
-Lo de que todo me recuerda a lo que pasó es verdad.
-¿Lloraste por eso?
-Sí. Me sentí sola.
-Ven aquí.- me cogió la cara entre las manos suavemente y me besó.
-Te quiero, Alex. No estás sola.
-Ya…
-Que le den al subnormal ese, ¿sí?
-Sí…
-Anda, vámonos. – me dio otro beso y se incorporó mirando hacia delante. Esperó a que me pusiera el cinturón y nos fuimos.
Ya estaba anocheciendo y, ya calmada, miraba a Lucas conducir concentrado. La música sonaba, country.fm.
-Y esto ha sido "Somebody´s Heartbreak" de Hunter Hayes. -Decía con entusiasmo el presentador de la radio.- Bonita para ir cerrando ya la tarde, ¿Verdad? Genial, ¡ahora pasaremos con uno de los temas que han salido de la nada con un gran estruendo! "Lonely eyes" de Chris Young quien está triunfando con varios de sus canciones en nuestro Country30Hits.
Lucas salió de la autopista por una carretera solitaria y sin iluminación alguna.
-¿A dónde vamos? ¿No íbamos a casa?
Me miró con una sonrisa.
-He cambiado de idea.
-Ah... pero... ¿a dónde...?
-Ahora verás.
-Esta carretera no lleva a ningún lugar... Lucas...
Me volvió a mirar durante un momento para volver a centrarse en la carretera sin decir ninguna palabra.
De repente empezó a aminorar la velocidad y salió de la carretera con solo los focos de corta distancia del coche.
-¡¿Qué haces?!-Me giré confusa hacia él pidiéndole una explicación. Él solo volvió a sonreír y siguió conduciendo a poca velocidad a través del campo que nos rodeaba.
Pasaron 5 min cuando por fin se detuvo.
-Vamos.-Dijo mientras paraba el motor y salía del coche. Yo me quedé mirándole extrañada y con un poco de miedo. Lucas abrió el maletero y cogió una manta y fue a abrirme la puerta.-Vamos, ven. Tranquila.
-Lucas, pero... ¿Qué?
-Confía en mí.- Me tendió la mano.
Y confié en él. Me llevó de la mano caminando durante 5 minutos en silencio. La luz de la luna iluminaba las sombras de los árboles, de los troncos viejos y carcomidos.
-Ya estamos. -anunció. Soltó mi mano y extendió la manta en la hierba mullida.-Túmbate.
-¿Qué?-Le miré pero no dijo nada más así que le hice caso y él se tumbó a mi lado.- ¿Qué hacemos aquí, Lucas?
-Shh...- me miró.- Alex...
-¿Qué?- Le devolví la mirada.
-Cierra los ojos.
-Eh...
-Viniste aquí conmigo, saliste del coche y te dejaste llevar a un sitio alejado del mundo. Confías en mí o estás loca. Cierra los ojos, es de lo último que te pediré, lo prometo.
-...yo... vale.- dije no muy segura. Y los cerré.
-Muy bien, pequeña. Ahora no existe nada, ¿vale? No existo yo, no existe este lugar ni la ciudad. No existen estos últimos meses. Olvida todo eso.
Le hice caso y lo olvidé todo.
-Respira.
Respiré aquel olor a campo, a hierba mojada por el rocío, a hoja de pino, a tomillo, a tierra. Me hice adicta a ese olor que tanto ansiaba y había echado de menos. Respiré el aire de aquel pueblecito francés que había dejado atrás.
Escuché el viento que pasaba encima mío, el mover de las hojas, de las plantas, un río no muy lejos. El bosque, la naturaleza y mi respiración. Escuché esos sonidos que creía que había olvidado pero no. Ahí estaban, heridos en el fondo de mis recuerdos. Escuché cada uno de los sonidos que habían llenado mi anterior vida.
Y lloré, lloré como la niña que había sido una vez. Lloré por volver a oírlo, a olerlo, a sentirlo, a sentirlos a mi lado. Allí estaban. Sonriendo, riendo y yo con ellos. Allí estaban y nunca se habían ido. Seguían estando en mí. En mi corazón. Seguían viviendo en él y seguirían viviendo allí. Aquí.
Lloraba porque había creído que les había perdido y no. Siempre habían estado aquí. Y sonreía como nunca en meses. Seguía aquí aquel amor de ella acariciándome el pelo cuando estaba medio dormida, estaba aquí el amor de él cogiéndome de la mano y subiéndome a sus hombros cuando aún podía conmigo.

Abrí los ojos y un gran espectáculo estaba ante mí. Toda la Vía Láctea en aquel bonito escenario. Mil millones y una estrellas en el firmamento, preciosas, inalcanzables, brillantes. Podían verse los millones de kilómetros que nos separaban y todo me pareció tan pequeño… Todos los problemas ahora, con las dos personas más importantes de mi vida y debajo de aquellas pequeñas gigantes, parecían tan insignificantes...

miércoles, 21 de mayo de 2014

New Name "New Opportunity"

Buenas tardes a todos,

Como ya habréis visto, he cambiado el nombre y la dirección del blogg. Esto no solo ha efectuado aquí sino también en el Twitter y en el correo electrónico. Este nombre es mas global y para mi gusto es mejor. Si se os ocurre algún otro que os guste estoy libre para ideas. Tan solo hacérmelo saber a través de mi nueva dirección de correo: laescritorablogger@gmail.com o con un mensaje privado a mi twitter: @NewOpportunityB. Tan solo seguirme y yo os seguiré para saber vuestra opinión sobre esto o el libro, contestaros preguntas (también podéis preguntarme en mi ask.fm: NewOpportunityB.)


También querría saber si queréis que suba capítulos mas seguidos. 

Uno cada mes o más. 

Gracias por leerme y por estar ahí.


La escritora.

CAPÍTULO 15

-¡Eh, pequeñaja! ¿Qué tal te lo estás pasando?
-¿Lucas…?
-Eh… Justin ¿no?- dijo una voz grave y seca por el teléfono.
-Sí…
-¿Dónde está Alex?

-Está… en el baño, cambiándose.
-Mmm… vale. Pues la llamo en 10 minutos. Díselo.
-Vale…- Colgó.
Volví.
-Te acaba de llamar el profe.
-¿Lucas?
-Sí. Es raro ¿sabes?- Dijo mirándome a los ojos.
-¿Raro?
-Sí, que mi mejor amiga esté saliendo con nuestro profesor.
-Bueno y es raro que yo sea tu única amiga- dije sin pensarlo. Apartó la mirada de mí, incómodo.
-Bueno… yo…
-Lo siento pero no es la primera vez que lo pienso. ¿Por qué siempre estás solo?
-No me conoces tanto como para afirmarlo.
-Justin, no te estoy atacando. Me preocupa, ¿sabes?
-Pues no lo hagas, soy feliz así. Puede que haya aprendido a estar solo, amargado. Soy así de raro.
-No eres raro. Vale, a ver. Esto no nos va a llevar a ninguna parte.
-¿Quieres saber por qué solo te tengo a ti?- Me miró otra vez.
-Déjalo, da igu…
-No da igual. – me interrumpió. Me senté a su lado.
-Justin yo solo quiero ayudarte.
-No puedes, estoy así porque me lo merezco. – Iba a replicar pero me interrumpió otra vez- Yo antes era de ellos. De los que me dieron la paliza, lo siento, Alex. 
-¿Pero qué estás diciendo? Mira, yo también he sido alguien del que ahora me arrepiento pero por algo es el pasado. Sea lo que sea que hayas hecho con esos idiotas ya no importa. Me alegro de haberte conocido. Si no, estaría perdida.
-Tendrías a Lucas.
-Sí… pero… pero no lo puedo comparar. Tú también eres mi mejor amigo.
-mejor amigo…
-Sí, pero no solo son palabras ¿sabes? Si ahora te perdiera no podría seguir. Me han dado una nueva vida, nueva casa, nuevo país. Me han dado una oportunidad y lo mejor de esa oportunidad eres tú. – Dije sin pensar. ¿De verdad era él?
-Yo… Alex… Gracias. – Me abrazó. Cuando nos separamos me miró de arriba abajo.
-Te queda bien mi camiseta.
-¡Mejor que a ti!- Le chinché.
-Anda ya, recuerda que tiene dueño, ¿sí?- dijo con media sonrisa. Su sonrisa... Volvió a llamar Lucas.
-¿Sí?

-¿Te estás divirtiendo?- dijo su voz grave.
-¡Si, claro! Buah, nos hemos montado en muchísimas atracciones, estoy medio mareada.- Dije riéndome. Me aparté un poco de Justin.
-¿Tu amigo te está tratando bien?
-Claro que sí, bobo.
-Bueno, pues eso. Te llamaba para ver si seguías viva.-Dijo algo cómico. Suspiré.
-Qué va. Jajaja ¿tú que vas a hacer hoy?-Le pregunté. Justin se había tumbado sobre la hierba y se había puesto sus gafas de sol “Aviador”. Cerca de nosotros estaban pasando dos chicas que miraron a mi amigo con un gesto de aprobación mientras hablaban algo entre ellas. Seguramente de él.
-…así que iré supongo…-Decía mientras Lucas.
Las dos chicas se sentaron a unos metros de Justin aún mirándole y riéndose. Tendrían nuestra edad, puede que un año más pequeñas, pero aún así una de ellas saco una cajetilla de tabaco de su mochila y le preguntó algo a su amiga. Seguidamente se levantaron y se dirigieron hacia Justin.
-…y eso. ¿Sigues ahí?-Preguntó Lucas.
-¿Eh?
-Perdona estarás ocupad...
-Sí, después te llamo.-Le interrumpí atenta de las dos chicas.
-Vale pásalo bi…-colgué y me acerqué para sentarme al lado de Justin. Las dos chicas habían empezado a hablar con él.
-Jajaja sí, la verdad es que se está bien por aquí.- les dijo mi amigo.
-¡Hola!- Saludé.
-Hola, buenas. ¿Vais juntos?-Preguntó la chica.
-Sí-dije yo secamente.
-Ah, vale jajajaja, pues yo soy Jenny y ella es Nicole.
-Alex.-dije.
-No eres de por aquí ¿no? Lo digo por el acento.
-Francia.
-¡Ay qué bonita! Estuve en París el verano pasado.
-Si… ¿oye Justin puedo hablar contigo un momento?- Dije mirándole mientras me levantaba.
-Claro.-Él se levantó también y nos apartamos unos metros.
-¿Las conoces de algo?
-No, se me han acercado y me han preguntado si tenía un mechero.
-Te llevan mirando desde que han aparecido como si fueras comida.
-¿Qué dices? Jajajaja.
-¡Que sí! Que esas lo que quieren es ligar contigo.
-Ni me había fijado…-dijo en tono irónico.
-¿Eh?
-Que ya lo sé.- dijo riéndose.
-¡Ah! ¿Qué les estás siguiendo el tranquillo?
-Sí, son monas.
-¿Monas? ¿Enserio quieres algo con ellas?
-A ver, a ver, eso de querer algo con gente que no conozco no me va mucho.
-¿Entonces?
-Nada… parecen majas. –Dijo mientras se acercaba a ellas.
-Bueno, y ¿vosotras estáis por aquí solas?
-Sí, hace unos días que fue mi cumple, así que,  bueno, aquí estamos.- dijo Nicole.
-Si queréis veniros con nosotros…- Ofreció mi amigo.
-¡Vale, perfecto!
Justin se giró y me sonrió. ¿Enserio?
-¡Woh estáis empapados!-Dijo Jenny mientras miraba a la vez que su amiga el cuerpazo de Justin.
-Ya, jajaja venimos de “Inferno”. Por lo que veo todavía no os habéis montado ¿no?
-Que va, pero a eso íbamos.
-Pues no se a que esperamos. ¡Vamos!- Animó Justin.
Las dos chicas se quitaron la camiseta al unísono descubriendo sus bonitos bikinis bien dotados. Sí, eran monas. Demasiado monas. Los tres se fueron yendo hasta que Justin se giró viendo que me había quedado ahí parada.
-Alex, ¿te vienes?- por fin alguien me preguntaba…
-No, da igual. Os espero aquí.- para mi sorpresa mi amigo simplemente se giró y se fue entre las dos chicas.
Buah, tíos.
El que se iban a tirar una vez por ahí se convirtió en unas cuantas. Estuve esperándoles durante una hora hasta que por fin aparecieron entre risas.
Justin me miró. Nicole y Jenny se miraron y sonrieron como comunicándose entre ellas.
-Perdona, Alex. ¡Es que no sabes lo brutal que es! ¡Mira!- me enseñó su mano izquierda con marcas de uñas.
-Culpa mía, lo siento por hacer daño a tu novio- dijo riéndose.
-¡No es mi novia! Y no, no me has hecho daño, soy fuerte.-Las chicas abrieron los ojos.
-No, si fuerte eres.-Dijo la chica tocándole el brazo.
Yo mientras observaba la situación, incómoda. Estas tías habían venido de repente y me habían quitado a mi amigo. Y él las seguía claramente el rollo.
-¿Vamos a por un helado?- dijo Jenny sin dejar de mirar a Justin.
-¡Claro!-dijo su amiga.- Vamos.
Me levanté. Claramente no estaba tan entusiasmada como todos.
-Esperar, ¿puedo ir al baño antes? – les dije.
-Vale, te acompañamos, está por el camino.
Entré en el baño mientras los tres me esperaban fuera. Me miré al espejo. Sí, son monas. Y yo… la camiseta de Justin me quedaba bien pero tenía el pelo revuelto y parecía que me acabara de levantar. Además mi cuerpo no era tan perfecto como las dos chicas majas y monas. Con todo esto que me había pasado había cogido algún kilo de más. Como no…
Cuando salí miré a mí alrededor pero no, no estaban. ¿Enserio? Di la vuelta a los baños. Nada. Ni por el camino… bien… perfecto.
¿Y ahora qué? Entré en el baño otra vez y volví a mirarme en el espejo. Me vi a mi misma, triste y cansada. Sin querer se me soltó una lágrima pero la recogí enseguida.
-No llores. No llores…
Me subí la camiseta para verme la tripa.
-No llores…
Si, había cogido unos cuantos kilos. Qué asco… me miré a la cara y empecé a llorar en silencio.
De repente entraron unas chicas por la puerta y yo entré en uno de los baños y me senté.
¿Por qué había terminado aquí? Justin me había reemplazado por dos chicas perfectas. Por eso estaba aquí. Por mi culpa. Soy asquerosamente imperfecta.
-Míralas, Alex. Delgadas, felices y guapas. Mírate.
De repente, sin pensarlo, me levanté, levanté la taza del retrete, me arrodillé delante de él y me metí, como muchas veces había hecho hacía tiempo, los dedos hasta la garganta, hasta notar las náuseas, el dolor, las lágrimas, la imperfección…

-Llora - pensé. – llora…

sábado, 29 de marzo de 2014

CAPÍTULO 14

Los niños, el padre protector, la madre felizmente casada, los amigos de sus hijos… Familias felices. Lo que me faltaba. Todos felices hasta que llegue la desgracia. Veía sus sonrisas, tan grandes como había sido la mía hace unos meses y la añoraba. La añoraba muchísimo.
-¿Y esa cara?- Justin me pilló. Yo fingí una sonrisa.
-¿Qué cara?- Él enarco una ceja.
-¡Estamos aquí para divertirnos, así que ya estás sonriendo!
Tenía razón, era a lo que veníamos pero un lugar lleno de familias irresistiblemente felices no me parecía mucha diversión. Egoísta, lo se.
-Vale, vale.- le sonreí actuando.
-¿Te hace una "Roller Coaster"?- dijo con energía señalando una montaña rusa verde con una cola de unos minutos largos. No le respondí, simplemente fuimos hacia allí.
Hay que saber que yo no soy muy de experiencias fuertes. Lo pasaría mejor mirando cómo se monta él desde un lugar alejado de gritos, vómitos y miedo. Pero bueno, otra vez, su ilusión no me dejó decir que no.
No solo montamos una vez, Justin era incansable. Después de esas fuimos a por más adrenalina. No lo pasaba mal del todo, Justin estaba feliz y me sentía cómoda.
-¿Te has traído bikini no?-Dijo cuando nos paramos a descansar en el césped.
-¿Tendría que haberlo traído?-Pregunté intentando excusarme. Se rio.
-Con o sin bikini, amiga mía, esa es nuestra siguiente parada. – Señaló a una atracción con la que realmente me arrepentí de no haberme traído el maldito bañador.
-Oh no…
-¡Oh sí!- Dijo con voz burlona. A lo lejos se veía unas lanchas, como para unas 12 personas en cada una, que subían por una gran, gran, pendiente. Luego allí se paraban, supongo que para dar más ganas de bajar de una vez por la altura, y se iban acercando poco a poco al tobogán llenísimo de agua. Allí se empujaba a la balsa para coger más impulso y seguido con los gritos de la gente, bajabas junto con, además, unos chorros a presión, hasta la piscina. La escena siguiente era tener los pies sumergidos, los chicos, avergonzados por su grito un tanto femenino, riendo y cómo no, todos empapados hasta la ropa interior.
-Llevo una camiseta blanca.- Me había quitado la sudadera debido al tremendo calor que me habían producido las experiencias anteriores.
-Qué pena ¿no?- dijo mirándome.- ¡vamos!- se levantó y me ofreció la mano para ayudarme a levantarme.
-Ve tú, yo me quedo.- Se rio.
-¡No me obligues a arrastrarte!- amenazó. Antes de que pudiera negarme otra vez me cogió cual saco de patatas sin que yo pudiera evitarlo.
-¡Justin bájame!-Grité.
-No, si no vienes.- Empezó a llevarme hacia la entrada mientras yo pataleaba.
-¡No tiene gracia! ¡Bájame!- Grité todavía más fuerte.
-¡Shh! No grites que la gente nos está mirando raro.- Dijo riéndose.
-¿Por qué será? Vale, vale. Voy, pero bájame.
-¿Me prometes que no huirás?
-¿Acaso tendría alguna posibilidad de que no me alcanzaras?
-Se buena. – Me bajó y sentí un pequeño mareo.- Vamos.
Claramente no tuve otra opción y para que no se me viera mi precioso sujetador negro tras el chapuzón, tuve que ponerme la sudadera.
-Me debes una.
El vehículo acuático empezó a subir. Me había colocado entre Justin y una señora que ocupaba mitad de mi asiento. Las cosas que tiene que hacer una…
Cuando estaba ya arriba se notaba el ondular que causaba el viento.
-¡No mires abajo, ni a la derecha! Ni mucho menos a la izquierda o la señora te tragará.- pensé.
-¿Preparada?- Dijo Justin excitado por las vistas. Me cogió de la mano y yo le devolví el gesto apretándole fuerte.
Todo paso en un segundo, el estómago se me subió y el corazón casi se me sale por la boca. La señora había dado toda su alma en el pedazo de grito, demasiado agudo para alguien tan grande. Estaba terriblemente empapada. Justin gritaba de júbilo al lado.
-¡Otra más, otra más!- decía alterado. Le solté la mano y fue cuando me di cuenta de que mi miedo lo había sufrido también Justin. No se había dado cuenta aun de que le había clavado las uñas.
Tierra firme, por fin. Aunque realmente parecía una gota de agua humana. Nos fuimos a sentar al césped de antes.
-Que, ¿qué tal?-dijo también empapado.
-Bien… un poco sorda.
-Yo sin mano, no te quejes- sonrió.
-Ahora tengo calor…- nos reímos.
-Quítate la sudadera.
-Sí, ¿no? Para darles una alegría a todos. ¡Fiesta de camisetas mojadas!- bromeé.
Justin aulló y nos reímos al unisonó.
-Tengo una idea. Te debía una ¿no?
-Ajam…- dije intentando adivinar a dónde quería llegar.
-Si quieres te dejo mi camiseta, está un poco mojada pero mejor que la blanca… así cojo un poco de color- Le miré agradecida.
-Estaría bien, sí. –Sin pensarlo se la quitó y no pude evitar observarle, nunca había pensado lo que había debajo de sus camisetas. Realmente me habría esperado que no tuviera ni forma, ni nada, pero no sabía cuánto me equivocaba. Horas en el gimnasio, muchas horas. Sus abdominales marcados y algo húmedos, unos pectorales no muy voluminosos pero si trabajados, una espalda recta, fuerte. Aún tenía moratones de la paliza, pero parecía como si no le dolieran.
No me di cuenta de que me había quedado embobada mirándole de arriba abajo.
-Eh… ¿Alex…?- Volví a la realidad. Justin me estaba ofreciendo su camiseta.
-Eh… Eh… Sí, la camiseta. Perdona.- sonrió. Le di mi móvil, cogí la camiseta y me fui al baño a cambiarme. Guardé mi camiseta y la sudadera en la mochila que traía conmigo y me miré en el espejo. Sonreí divertida. Me estaba grande pero me sentaba bien,  me gustaba. Sobre todo porque era suya…
-¡Deja de pensar en Justin, Alex!- me grité por dentro. No iba mal el día. Las atracciones eran pequeñas aventuras y no podía vivirlas con otro que no fuera él. Él… Justin.
Igual que no me había parado a pensar en cómo era Justin físicamente, tampoco me había parado a pensar en que había entrado en mi vida salvándome de algún modo. Esta era mi nueva vida. Sonreí. Justin y Lucas.