jueves, 19 de septiembre de 2013

Información

Buenos días queridos lectores,

Hoy, hace unos minutos, ¡Tras la Pared ha llegado a 1000 visitas!
Debo deciros que todo esto es gracias a vosotros que habéis leído aunque sea un capítulo. Esto es muy importante para mi, la verdad. 
También me hace ilusión deciros que ¡no solo me leen en España! También me leen en países como ¡Estados Unidos, Rusia, México, Alemania, Francia, Reino Unido, Andorra y Polonia! Un saludo a todos ellos desde España, más concretamente desde la capital. 

He de pediros lo siento por no subir un capítulo desde Mayo. Tengo mis razones: por un momento se me habían quitado las ganas de escribir más y casi lo deshecho. Necesitaba inspiración y no la tenía. Este verano estuve ocupada viajando por varios países así que lo único que pude hacer es pensar en cómo continuar la historia. Al final un día me puse a escribir y me salieron un millón de ideas.

En mi opinión a partir del próximo capítulo que suba las cosas se hacen más interesantes así que ¡estaros atentos!

Si tenéis alguna pregunta me abrí hace un tiempo un Ask para los curiosos sobre mi. 
Aquí os lo dejo:


http://ask.fm/NewOpportunityB


También os dejo mi twitter por donde avisaré de cuando subo el próximo capítulo.

@NewOpportunityB

Como siempre, me gustaría que me enviarais un correo con vuestra opinión concreta o general de lo que llevo publicado. 


MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS VOSOTROS POR ESTAR AHÍ, ENSERIO.

Espero que os guste lo que escribo y si es así no os olvidéis de compartirlo con vuestros amigos, me ayudaría muchísimo a seguir escribiendo. 

besos,



La escritora





CAPÍTULO 13

Pasaron unos días. Todo iba perfecto, si lo podría estar. Con Lucas estaba perfecta. Nos veíamos a la salida y él nos llevaba a la escuela a Amber y a mí. Realmente no sabía los peligros que podría llevar nuestra relación, ya que no tenía en cuenta que si mucha gente se enteraba de lo nuestro podríamos tener problemas los dos. Dejé de preguntar a Justin por la paliza, ya que dudaba que me lo contara; aunque igualmente seguía con la incertidumbre.

Había tenido pesadillas desde el accidente. Todas eran recuerdos de mis padres: cuando me regalaron la Nancy que tanto deseaba una vez por Navidad, cuando lloraba en mi primer día en el cole porque mis padres se iban y me dejaban… muchos recuerdos alegres pero tristes a la vez por saber que ya no podrían realizarse. Pero desde que me desmayé, mis sueños eran distintos. No eran recuerdos felices. Eran recuerdos de aquel día. Era raro, cuando me desperté ese día en el hospital no recordaba nada del incidente hasta estos días. La verdad, es que dudaba que fueran recuerdos o simplemente sueños contra mí. 

Últimamente lo soñaba a diario, siempre era lo mismo.
  
El coche acercándose por delante, el giro para salvar la vida, los gritos, el choque contra el cristal de adelante, el coche destrozado…

-Está bien. Está bien. Iremos como siempre. Pero estar atentas.

Siempre terminaban ahí. Me despertaba sobresaltada y la almohada empapada de lágrimas. Pero esa noche de domingo el sueño no acabó ahí:

-¿Cuánto queda?- suspiré.

- En un poco más de media hora estamos allí. Igualmente tenemos que pasar por la frutería. Se nos ha acabado toda la fruta.

-¿Qué? ¡No!, mamá he quedado y no pienso llegar tarde.

- Pues vamos a pasar igualmente por allí asique si Sara tiene que esperar, que espere. A ver si ahora no vas a tener tiempo para estar un ratito con tus padres.

- ¿Papá puedes ir más rápido? ¿A cuánto se puede ir por aquí?

- A 90. pero así vamos bien ¿no?

-Pues no. Y si puedes ir un pelín más rápido mejor. Además nunca he visto ningún policía ni radar por este camino…

¿Sueño o Recuerdo? La verdad es que estaba intrigada, después de soñar todo esto me quedaba pensando, triste y analizando cada detalle que había “observado”. ¿Por qué? ¿Enserio fuimos por esa carretera? ¿Por qué? ¿Por… mi culpa? Esa idea cada vez entraba más y más en mi cabeza, pero no. No podía ser verdad. No podía porque yo no era así. ¿O… si…?

Ya no me acordaba bien, ¿qué había sido de mi vida? Se dice que uno nunca recuerda el principio de un sueño. ¿ Y si era eso? ¿Y si estaba viviendo en un sueño o estaba en coma después del accidente? ¿Y si estaba muerta? Nunca había creído en algo superior a todo, una fuerza capaz de crear, matar o estar en todos lados. Y mucho menos en una vida después de la muerte. ¿Pero y si sí? ¿Y si no estaba viviendo? ¿Dónde estaban mamá y papá? Tenía un mar de dudas que no dejaban de chocar y chocar. ¿Acaso esto era vida?

Vale, sí. Tenía a Lucas y había hecho nuevos amigos. Pero mis recuerdos escasos no eran nada comparado con esta nueva vida. Nada era comparable. Y estaba claro que no podría volver a ser tan feliz.

Era un domingo soleado, sin ninguna nube que escondiera el azul del cielo ni el sol que se alzaba mientras amanecía. No me apetecía levantarme, Las rayadas iban y venían. Cuanto más pensaba más preguntas sin contestar tenía.

Me quedé en la cama tumbada hasta que amaneció del todo y desayuné. 

Definitivamente esto no era vida. No lo era…

Sonó mi móvil.

-¿Sí?-respondí.

-¡Hola Alex!- Típica energía de Justin un Domingo por la mañana.

-¡Ey!

-¿Has dormido bien?

-Si..-mentí.

-No se te ve muy convencida. Bueno, tengo una noticia. ¿Preparada?

-Ajam…

-¡Hoy nos vamos al parque de atracciones!

-¿Qué?

-¡Lo que oyes! Tengo dos entradas y creo que está claro de que no me puedes dejar tirado.

- Parque de atracciones… ¿Hoy? –No tenía nada de ganas. Hoy era el día perfecto para tumbarse en el sofá, ver películas lloronas, comer palomitas y no quitarse el pijama. Parecía que alguien no compartía mis gustos.

-¡Ahora!

-¡¿Ahora?! Justin yo…- no pude terminar la frase por culpa de su entusiasmo.

-En media hora estoy en tu casa, estate preparada. ¡Adiós!- colgó.

Me quedé unos segundos con el móvil en la mano analizando lo que acababa de ocurrir. Genial.

Sonó otra vez el teléfono.

-¿Qué pasa?-Respondí.

-Buenos días dormilona.

-¿Lucas?

-Sigues medio dormida ¿eh? – Se rio. – que… si te vienes a dar una vuelta hoy, que te echo de menos.

-Jo, no puedo, me voy al parque de atracciones.

-¿Enserio?_ se rió.

-Enserio.

-Ah ¿No era broma?

-No, me voy en media hora con Justin.

-Vaya… bueno, pues pásatelo bien. – Dijo con un tono seco.

-Ya si eso otro día.- le dije intentando tranquilizarle.

-Ya, no importa. Después te llamo y me cuentas qué tal. ¿Vale?

-Sí. Te quiero.

-Te quiero, pequeña.

Colgué y me quedé pensativa. Habría salido con Lucas pero me daba pereza quedar con Justin. Qué buena amiga era…

Para mi desgracia, sí, tuve que quitarme el pijama pero pasé de arreglarme mucho. Mallas, zapatillas y sudadera fieles siempre en estos casos.


- Hola Justin.- le dije cuando le abrí la puerta.

CAPÍTULO 12

Otro día de instituto. Estaba desayunando cuando Lucas llamó a la puerta.

- ¡Hey! ¿Qué haces aquí?

- ¿Es que no puedo ir a recoger a mi chica favorita?

- Hola Lucas- dijo por detrás mi prima.

-¡Hey que pasa!

- ¿Y eso? ¿Qué tienes en la frente?-Me miró preocupado.

-Un chaval la atropelló ayer con una bicicleta.

-¿Estás bien?

-Sí sí.- Dije, a lo que él se acercó y me besó la herida.

-Ale, curada.

-Bobo.- le dije seguido de un beso.

 -¿Nos vamos?

-Espera, me tengo que preparar.

Mientras yo estaba en el baño, no pude impedir escuchar como mi prima le decía a Lucas susurrando:

-¿Sabes que Patrice está loca por esto?

-¿Enserio? ¿Y qué?

- Lucas, no te hagas el tonto. Sabes perfectamente lo que puede pasar. Y si pasa todos quedareis mal parados.

- No me echarán por esta tontería. Si hace falta tomaré medidas.

Salí del baño haciendo como si no hubiera escuchado nada.

-¿De qué habláis?- Dije.

- De nada.- sonrió Amber.

-Vamos a llegar tarde a clase.-dije evitando pensar en lo que acababa de oir.

- Me he preocupado para que no pase.- dijo Lucas mientras señalaba su coche.

-Eres un viejo: ya tienes coche.

- Sube, pequeña.

Nos llevó. Allí se separó Amber.

-Espera un momento, cariño. Ahora vuelvo.- se fue para hablar con unos chavales. Mientras tanto vi como Justin, medio cojeando entraba ya al pabellón.

-¡Justin! Eh Justin.- le llamé para que parara.

Cuando me acerqué, me di cuenta de la brutalidad de la pelea. Tenia una gran herida en la cabeza y se notaba que al minimo movimiento le dolía todo el cuerpo.

-Puf. ¿Duele?- dije con culpabilidad.

 - Lo aguanto.

- Por favor, cuéntame por qué te pegaron.

-  Ya te lo dije ayer. Cosas.

Volvió Lucas.

-Hola.

- … Hola. – Respondió Justin confuso.- profe.

-Cariño, me tengo que ir. Después hablamos. ¿Vale?-  no me dio tiempo a responder. Miró a los lados, me selló los labios con un beso rápido y se fue.
Justin me miró raro. Una mezcla de pedirme explicaciones por aquello y sorprendido.

-¿Y bien?- me dijo confuso.

- ¿Y bien qué?

- Pues… haber… ¿enserio? Eh… ¿por qué?

- ¿Perdona? Tú no me cuentas tus cosas- reí yendo hacia clase.

-Esto no es un secreto.

-Lo sabéis pocas personas. No lo cuentes.

-¿A quién se lo podría contar? No tengo a nadie- rió.

Me di cuenta de repente. No había visto a Justin en clase ni fuera con nadie. Siempre estaba solo, o bueno, no me había fijado hasta ahora.

- Te dijeron algo tus padres sobre… ¿ayer?- dije cambiando de tema- Esos chavales no deberían meterse con uno solo. Por favor, patéticos. 5 contra 1…

-Ni se fijaron. Lo siento.

- No me tienes que pedir perdón, ya te lo dije.


Sonó el timbre.

jueves, 2 de mayo de 2013

CAPÍTULO 11


Justin me acompañó hasta mi casa, allí nos despedimos y se fue alejando. Cuando estaba ya al final de la calle, noté algo peludo y suave pasando por mis piernas. Daysi salió corriendo disparada hacia la calle ladrando.

-¡Daysi! ¡Ven aquí, ya!- Justin se giró al oír mis gritos.

Me dirigió, extrañado, una mirada y después la dirigió a Daysi que desaparecía  en un callejón. Justin corrió hacía donde había desaparecido mi perra. Yo no lo dude, le seguí corriendo.

Cuando les perdí de vista, me di cuenta de que estaba perdida. El callejón solo tenía dos muros de piedra a los laterales, a veces edificios y otros callejones que salían de él. Todavía era de día, había pasado solo un tiempo desde que habíamos salido del instituto pero igualmente no sabría volver a casa. Empecé a dar vueltas, metiéndome por un callejón y por otro. Cuando ya llevaba más de una hora andando, paré. Ya estaba anocheciendo, demasiado pronto por aquí. Pasaron los minutos y yo seguía, preocupada, en aquel sitio. De repente, oí a lo lejos unos ladridos. Me concentré en ello, el sonido se fue acercando cada vez más y más. Hasta que de un lateral, apareció un perro pequeño y sucio que se acercó ladrando amigable. En cuanto lo tuve cerca, la reconocí. Era Daysi, que estaba sucia y de color gris.

-¡Daysi!- se acercó lo suficiente para que la acariciara y la mimara. Cuando todavía no había acabado de acariciarla, retrocedió ladrando más fuerte.- ¿qué pasa Daysi?- Salió corriendo por donde había venido. Yo la seguí corriendo. Esta vez no la perdí de vista. De repente se paró en seco. Yo oí unos gritos amenazadores. Justo en frente de nosotras estaba Justin con cinco personas más. Le estaban rodeando y amenazando con insultos. Todavía no me habían visto así que me oculté en la esquina.

Uno de los chicos se acercó más de la cuenta y Justin le dio un puñetazo. Los otros, se abalanzaron sobre él. Quería intervenir, gritar o irme para no ver lo que le hacían. Si intervenía, no iba a tener más suerte que él. Y no me iba a ir así como así dejándolo con esos matones. Daysi, que estaba a mi lado, ladró. Uno de ellos se giró, y la vio.

-¡Fuera chucho! ¡Largo! – el chico, hizo ademán de pegar una patada a mi perra. Yo, sin querer, emití un gemido. - ¿quién anda ahí?- yo me encogí y maldecí por lo bajo. El chico, se giró lo suficiente para verme.- hola preciosa, ¿de dónde sales?- me cogió de la camiseta llevándome con sus amigos. – Mirar tíos, ha aparecido la novia a defenderle. -dijo el chico, un poco gordo, a sus amigos.

Un chico pelirrojo con marcas de moratones en la cara se me acercó.

-Está buena.- Todos se rieron. - ¿De dónde sales, guapa? No te he visto nunca por aquí. No pintas nada con ese friki bailarín. Sujetarla.- Me asusté, más de lo que ya estaba. El chico gordo de antes y uno más fuerte me cogieron inmovilizándome mientras el pelirrojo me empezó a besar por el cuello y a tocarme la cintura, y no solo la cintura.

De repente, Justin apareció por detrás de él y sin que nadie se lo esperara, le golpeó en la cabeza con una barra de hierro del suelo. El chico cayó. Hubo un segundo de confusión. Nadie se movió. Justin miraba a los matones con la barra en la mano como excusándose. Los chicos me soltaron y fueron hacia mi amigo. Le quitaron la barra, le tiraron al suelo de un empujón y vi, a través del pánico, del miedo y de mis lagrimas como el chico gordo le daba con la misma barra mientras uno ayudaba al pelirrojo a levantarse y los otros animaban a su amigo que daba la paliza e insultaban. Caí, de la desesperación, al suelo frío. Pararon de pegar a Justin, me miraron y se acercaron hacia mí.

Y, otra vez, se volvió todo negro.


El coche acercándose por delante, el giro para salvar la vida, los gritos, el choque contra el cristal de adelante, el coche destrozado…

-Acabamos de oír por la radio que la carretera hacia el pueblo se ha vuelto peligrosa por los desprendimientos. Ha habido varias avalanchas hoy. Tu madre y yo hemos pensado ir por la otra carretera, aunque lleguemos más tarde.

-Pero papá, he quedado dentro de una hora con Sara. No la puedo dejar plantada.  Además, no creo que nos pase nada.

-Pero hay posibilidades hija. Llama a Sara y dile que llegaremos m´ss tarde.

- No tengo casi batería. Y aunque la tuviera, no la llamaría. Quiero llegar ya. Me da igual que haya desprendimientos, y me da igual el pringado que le caigan encima, no seremos nosotros.-mi madre me miró con mala cara.

-Está bien. Está bien. Iremos como siempre. Pero si vemos que la cosa se pone fea nos damos la vuelta.


Noté algo húmedo en la cara


Me desperté sobresaltada. Ya era de noche. Daysi estaba a mi lado, en el callejón.

Los matones se habían ido. Me levanté. Mi cabeza me palpitaba del dolor. Me toqué la frente y note algo húmedo. Tenía sangre, pero no me importó ya que vi a Justin tirado en el suelo malherido.

-¡Justin! –me acerqué a él torpemente y mareada. Él tenía la nariz llena de sangre y rota. También tenía una herida en la cabeza y muchas magulladuras por el cuerpo. No perdía mucha sangre pero, por si acaso, le taponé la herida con mi chaqueta. Justin se movía medio inconsciente mientras yo gritaba su nombre. Pasó un tiempo hasta que se despertó.

-¿Qué… qué ha pasado?- dijo con esfuerzo.

-¿Estás bien? tenemos que salir de aquí- Justin no contestó. En vez de eso, me miró. Yo me quedé mirándole preocupada. Mi chaqueta seguía en su frente. Eran las 8 de la noche. Tenía hambre, sueño, sangre en la cabeza y un chico a mis pies, al que le acababan de pegar una paliza. Genial. Además estaba perdida en medio de un barrio solitario. Justin percibió mi preocupación.

-Uff, mi cabeza- dijo.

-¿Dónde estamos? Voy a llamar a urgencias.

-¡No! Digo… no hace falta que llames, estoy bien.

-¿Estás loco? Te han pegado una paliza increíble.

-No es para tanto, enserio. Estoy bien. No llames por favor.

-¡Pero no estás bien!-protesté.

-No puedo ir a urgencias. Igual que tú, yo también tengo secretos y movidas. –Intentó levantarse y yo le ayudé. Con esfuerzo y cojeando se puso a andar hacia el comienzo de la calle. Se giró y vio la herida que tenía en la frente.

 -¡¿Te han pegado?!- se acercó a mí y me levantó el pelo que cubría la herida. Le vi enfadado, furioso. Se giró y gritó.

-No me duele.- Era verdad, ya no me dolía tanto, me preocupaba más él.

-Ya… seguro…. ¡Dios! Qué asco de gente. ¡Les mataría! ¡Tú no tienes nada que ver!

-¿A qué te refieres? ¿Quiénes eran esos tipos? ¿Por qué te han pegado?- le cogí de un brazo y le ayudé a andar.

- Unos locos.

-¿Les conoces?

-Desgraciadamente sí.  Anda, vámonos.

Andamos durante poco tiempo hasta que encontramos las primeras casas decentes. Afortunadamente, mi casa estaba a unas dos manzanas de allí.

Nos paramos enfrente de mi puerta y le senté en el bordillo.

-Lo siento.- dije.

-¿Por? ¡Lo siento yo! Joe, si supieras como me siento… Podría haberles partido la cabeza a todos.

-No, de verdad. Lo siento mucho.

-Tranquila. - sacó el móvil.- Hola quiero un taxi al 477 South Tabor St, por favor. Vale, gracias.- Nos quedamos allí sin decir nada.

-Hazme una perdida en cuanto llegues.- le dije cuando llegó su taxi.

- Tranquila y… lo siento otra vez. Lo siento de verdad.- Me dio un abrazo y se subió al taxi.

-Adiós…- susurré.

Entré en mi casa. Iba subiendo por la escalera y me encontré una nota.

Alex, tú tío y yo nos hemos ido a un restaurante. Volveremos a las 9. Espero que estés cuando lleguemos. Amber vuelve a las 6.

                                                                   Elisabeth

Noté a alguien detrás de mí.

-Hola Alex.- Era Amber.

-¡Qué susto me has dado!

-Lo siento. ¿Qué te ha pasado?- me retiró el flequillo. La herida ya había parado de sangrar.- ¿cómo te has hecho eso? ¿Te duele?- puso cara de dolor.- ven que te cure.- me llevó al baño. Allí me puso alcohol.- ¿cómo te lo has hecho?

-Un chaval que iba en bici me atropelló.

-¿Era pequeño? ¿Le dijiste algo?

- No… Se montó otra vez en su bici y se fue.

-Hay niñatos por todos lados hoy en día.

-Si… gracias. Oye me voy a dormir. Estoy bastante cansada, lo siento.- la abracé y me fui a mi cuarto.

miércoles, 10 de abril de 2013

Capítulo 10


Esa noche Amber y yo estuvimos hablando hasta bastante tarde. Me contó cuáles fueron sus tardes favoritas, sobre sus amigos, sobre el verano, etc. Al final nos dormimos a las 4 de la madrugada.

Me desperté con unas ojeras tremendas.

-Buenos días.- me saludó mi prima.-parece que no has dormido- se rió. Ella también tenía ojeras.

-Sí. Bueno, eso nos pasa por dormirnos tan… tan… tarde.

-Bueno, mira ponte esto, lo he encontrado en tu armario- tenía en la mano unos pantalones cortos azul oscuro y una camiseta de tirantes blanca. – te irá bien.

Me los puse. Parecía que me quedaban bien. Cuando bajé Daysi ya tenía el comedero lleno, supongo que Amber se lo había rellenado pero no hice ningún comentario.

Cuando estuve lista para salir al instituto, Amber me llamó desde el baño.

-Alex, ¿quieres que te pinte?

-No. No hace falta, me voy.

-Pero espérame.

En cuanto llegamos, se acercaron un grupo de amigos de Amber. Entre ellos, Claire, Emma, Patrice y Jack.

-Hola, Alex, me dijeron que  te desmayaste en clase. Debió de ser vergonzoso. Lo siento mucho.-dijo Emma.

-Sí, bueno, no fue nada al final.- No supe como tomármelo.

-Anda, Alex, ¿no te habías desmayado o algo así?-dijo Patrice.

-Sí, parece que por aquí corren las noticias.

-Es lo que hay, seguramente eso haya echado tu imagen a perder, aunque no era mucho. Ahora estarás marginada, a no ser que estemos a tu lado para defenderte. Además delante del profe. Del guapo y popular profe.- por detrás suyo venía Lucas.

-Bueno, por lo menos...- Quería defenderme de su burla pero justo Lucas me abrazó por atrás y todos menos Amber se quedaron con la boca abierta.

-¿De qué hablabais?-dijo Lucas. Todos se habían quedado pálidos de la sorpresa.

-Estábamos hablando de…-miré a Patrice. Ella no querría que le contase que se estaban metiendo conmigo. Y yo no podía decirlo, ya que si lo hacía, tendría asegurado de por curso unas cuantas burlas más, por llamarlo de alguna forma.-  las clases.

Todos asintieron.

-Oh, ¿os la puedo robar un momento?-dijo con su gran sonrisa.

-No hay problema.-dijo mi prima.

Cuando estuvimos solos, me dijo:

-¿Te regañaron mucho?

-Más bien pareció que yo les regañaba. Creo que les debo una disculpa. Me siento fatal.

-Bueno, parece que ya lo has arreglado con tu prima.

-¿Cómo sabes que me llevaba mal con ella?-dije interesada.

-Pues… se notaba.- le miré.

-¿Tanto?- me dirigió una mirada significativa.

-Sí. Demasiado.

-Bueno pero ahora me ayuda, me comprende. Más bien con quien tengo problemas es con Patrice.

-Cómo no- dijo riéndose.

-Para el carro y explica anda.

-Pues… que es muy muy muy celosa. Probablemente la persona más celosa que me he encontrado en la vida.

-¿Es famosa por ello o qué?

 -En realidad… es que… es mi ex- dijo en voz baja. Tanto que casi le dije que lo volviera a repetirlo. 

-Ah… ¿y besa bien? – le probé

-No besa, ni la mitad de bien que tú. ¿Puedo…? –afirmé con la cabeza y nuestros labios se juntaron. Todo me dio vueltas, todos mis pensamientos se borraron para concentrarme en el beso. Siempre parecía que fuese mi primero.  No sé cuánto tiempo pasó, a lo mejor 10 minutos. Solo lo dejamos cuando sonó el timbre.

Estaba cada vez más segura, Lucas era diferente.

Cuando llegué a mi clase, ya estaba el profesor de inglés. Todo el mundo me miró. Como no, hacía dos días me había desmayado.

-Hola Alejandra. Siéntate en tu sitio. Todavía no hemos empezado.

Me senté en mi pupitre.  A lo largo de la mañana, los profesores venían, explicaban, ponían deberes y se iban. Uno por uno. Hoy era miércoles y esperaba impaciente la última hora, educación física.

Cuando sonó el timbre indicando que solo faltaba una clase, salí rápido a las pistas con todos mis compañeros, ansiosos por terminar ya el día.

Estaban los dos, Lucas y Andrew.

-Vamos chicos. Haced un círculo que vamos a empezar.-dijo Andrew. 

Cuando nos hubimos puesto como nos indicaron, empezaron.-Vale, esta semana vamos a hacer baloncesto. El primer ejercicio lo realizareis por parejas. Cada pareja cogerá un balón del cesto. Uno de la pareja intentará quitarle al otro el balón que estará en todo momento botando, en movimiento. Cuando se lo quite, se cambiarán los puestos. Venga.

Se fueron uniendo parejas. Yo, mientras tanto, miraba a mi profe embelesada.

-Hola, ¿te pones conmigo?-me giré para ver quién me hablaba. Era un chico moreno. Tenía los ojos verdes y no era muy alto.

-M… vale.

-Soy Justin. Tú eres Alex ¿no?

-Sí, encantada.

Cogí un balón del cesto.

-Empieza tú- me dijo Justin.

Se me daba bien jugar al baloncesto. Y parecía que a Justin también, mucho mejor que yo. Al minuto ya me la había arrebatado de las manos.

-Vaya.

-Prueba otra vez. – me devolvió la pelota. La cogí y me quedé mirándole indecisa. Esta vez me esforcé al máximo. Y gané yo después de 5 minutos esquivándole.

-Vaya.- dijo él.

Después de un rato, terminó el ejercicio.

-Vale chicos, venid aquí.- gritó Lucas. Le rodeamos en un círculo.- Vamos a cambiar de juego. Con las mismas parejas, vamos a intentar quitarle el balón igual que antes pero ahora intentando tirar a canasta.

La clase fue más o menos igual en toda la hora. Ejercicios fáciles y para principiantes. No hablé con Lucas ni una sola vez, pero nos dirigimos alguna que otra mirada. Cuando las clases hubieron acabado, Lucas se fue al pabellón principal, corriendo, y yo me quedé al lado de Justin.

-Por fin. –dijo Justin.

-¿No te gusta el deporte?

-Sí, me gusta, y soy bueno en algunos deportes, pero… baloncesto… no es lo mío.

-¿Me estás tomando el pelo? Pero si eres buenísimo, no digas tonterías. Casi me ganas.

-¿Casi? Tendré que recordarte que te he ganado.

-¿Perdona? En el primer juego te he ganado, en el segundo también y en el tercero igual.

- Te olvidas del cuarto y del quinto… ¿me refrescas la memoria y me dices quien ha ganado en esos?

-Mm… yo.- Dije intentando hacerle rabiar. Nos reímos los dos.

-¿Dónde vives?

-En… no sé. Vivo con mis tíos y mi prima.

-¿Quién es tu prima?-Este chico hacía demasiadas preguntas…

-Amber. Si no la conoces, serás el único. Todo el mundo, que yo sepa, la conoce.

-Ah, esa.- puso cara de asco.- lo siento pero no es que me caiga muy bien.

-¿Y eso?

-La conozco desde que teníamos 5 años. 

-Que dices, ¿con 5 años ¿Qué es lo que hizo para que te caiga tan mal?

- Se empezó a meter conmigo desde los 10 años.

-Vaya. Y… por qué no te defendías.

- Porque… no podía decir nada de ella. Ella se metía conmigo porque yo  hacía baile, ballet… Era mi pasión. Ahora hago baile moderno, hip-hop y esas cosas.

-No está mal. No sé porque mi prima hacía eso. A mí antes también me caía mal ¿sabes? Bueno antes, ayer.

-¿Has cambiado de opinión en un día?

- Es una larga historia. Además no sé si quiero que tú la sepas.-Dije intentando que no sonara borde.- Quiero vivir normal. Es… raro.

-¿Antes no vivías normal o qué?- se rió.

-No, ahora no vivo como otra cualquiera. Como antes.

-No hace falta que me la cuentes.  Seguro que es una historia triste. Y… no me gustan.

-Si… mejor que no.- dije por lo bajo. 

Me alegré. Parecía que eso de hacer amigos no se había perdido en mí. Mi “primer” amigo y me podría ver como cualquier otra chica sin un trauma.

martes, 9 de abril de 2013

CAPÍTULO 9


Nos recorrimos media ciudad el resto del día. Eran la 1 de la noche, hacía 5 horas que debería haberme ido ya a casa pero no quería separarme de él. Tenía el móvil en silencio desde ayer y sentí curiosidad por ver si me había llamado alguien. Solté alarmada involuntariamente la  mano de mi acompañante. ¡20 llamadas perdidas!

 Él me miró preocupado sin saber que ocurría. Las llamadas eran todas de mis tíos y de hacía ya unas horas. De repente me di cuenta: No les había dicho nada de que me iba. Estarían muy preocupados buscándome. Intenté llamar a mi tío, pero le quedaba tan poca batería que no sabía si me iba a dejar siquiera empezar la conversación .

-Dime que tienes el móvil y que tienes batería.

-S… si pero ¿qué pasa?-dijo mientras me daba su móvil. Marqué corriendo el móvil de mi tía y a los 3 pitidos lo cogió.

-¿Tía?

-¡Alex!-dijo alarmada.- ¿Dónde estás?-no me dio tiempo a responder, me atropelló con otra pregunta, esta vez enfadada.- ¿Por qué  te has ido? Espera, espera, voy a ir a buscarte en coche. ¿Dónde estás ahora?- le indiqué la calle.- voy para allá.- Colgó.

-Mierda…

-¿No avisaste en casa?

-No… Por las prisas.

-Ya te vale.

-¿Cómo?- dije riéndome. – Me podrías haber llamado en vez de haberme mandado una mierda de mensaje.

-¡Encima con exigencias!

-Ts…- Me enfurruñé como si fuera una niña pequeña. Lucas me abrazó.

-Fuera de bromas, ¿estaban enfadados?- dijo serio.

-Si…

-¿Te van a matar?

-Bien muerta.

 Lucas y yo esperamos en un banco de la calle hasta que un coche aparcó al lado nuestro. De él salió corriendo mi tía a encontrarse conmigo.

-Alex ya hablaremos de esto en casa.- parecía que había llorado. De pronto salió otra persona del coche.

Amber también había llorado. Todavía no se habían dado cuenta de la presencia de Lucas hasta que le miré. Amber pareció que iba a decir algo pero en vez de eso, volvió al coche. Mi tía, mientras tanto, miraba a Lucas enfadada. Me devolvió la mirada y dijo:

-Alex, vámonos.- no me opuse, la seguí hasta el coche y antes de  meterme en él, lancé una última mirada a Lucas. Durante el trayecto Amber estuvo llorando en silencio. Tenía todo el rímel corrido y le daba un aspecto triste y cansado. Pensé en la gran bronca que me iba a caer ahora. Uff.

En cuanto llegamos, mi tío me esperaba en la puerta del salón.

-Amber, hija sube a tu cuarto.-La ordenó mi tío. En cuanto se fue, mi tía cerró la puerta y yo me preparé para lo que me esperaba.

-Alex… -empezó mi tío.

-Antes de lo que me vayáis a decir, quiero deciros yo algo: lo siento mucho, comprendo que me castiguéis, y lo acepto sea lo que sea. Sé que he metido la pata pero es que no me di cuenta de que no os había avisado y tenía el móvil en silencio y…

-Alex, estábamos muy asustados, creíamos que te había pasado algo. Sé que todavía estás afectada por el accidente y es…

-¿Cómo? No mezcles el accidente. No estoy afectada para nada ¿me entiendes?-les grité.- ¡siempre tenéis que soltar ese tema! ¿Creéis que estoy trastornada o algo? ¿Creéis que estoy loca?- estaba descontrolada. Mi tío se me acercó e intentó cogerme del brazo, pero yo me eché para atrás bruscamente.- no me pasa nada, nada.- Me fui corriendo a mi habitación. 
En cuanto llegue, me tiré a la cama y empecé a llorar. Oí que abajo mi tía decía:

-Ella no lo habría querido así, no sé qué hacer.

Pasados 15 minutos, sentí que alguien se tumbaba a mi lado y me abrazaba para consolarme. Amber y yo estuvimos abrazadas durante un buen rato.

-Lo siento- Dijo Amber.

-Amber, ¿tú... crees que estoy loca? – al principio ella creyó que lo decía en broma, pero pronto se dio cuenta que iba en serio.

-No, por supuesto que no. ¿Quién te ha dicho eso?

-Pues… la verdad es que nadie. No me han dicho exactamente eso pero…

-¿Qué tal has pasado la tarde con… Lucas?-dijo cambiando de tema.

Suspiré al recordarle.

-Bi… bien –la miré confusa.- ¿No te enfadas?

-Antes lo estaba, pero ya me conoces. Aunque a veces sea insoportable, tengo algunos días buenos- me reí y me acompañó las risas las dos entre lagrimas. – mañana ¿qué te parece si te presento a alguien para que conozcas a más gente aparte de tu novio?

-¿Mi novio?

-Vale, Lucas- corrigió.

-Estaría bien. A si no me quedo marginada.

-¿Tu? ¿Marginada? Pero si hoy habrás pasado con el chaval que está más bue…

-Lo se. Se que está muy bueno.- Seguimos con las risas.